Huertas escolares
La huerta escolar agroecológica es una fabulosa herramienta pedagógica que facilita el aprendizaje de contenidos conjuntamente con el desarrollo de valores y acciones concretas en la educación alimentaria.
Las experiencias de huertas escolares cumplen diversas funciones. Algunas de ellas se enmarcan en un proceso educativo de teoría y práctica. Los estudiantes pueden experimentar que existe una manera distinta de producir a la que ofrece el modelo agrotecnológico. Además, brinda al docente la posibilidad efectiva de la práctica interdisciplinaria y el desarrollo de un proyecto colectivo.
Mariana Croce y Vanesa Esquivel son maestras de la escuela “Rafael Figueroa” ubicada en la localidad de Cañada de Gómez en la provincia de Santa Fe y llevan adelante un proyecto de huerta escolar.
Norma Cáceres es productora agroecológica e integra el colectivo “Paren de Fumigarnos“. Ella comparte todo su saber campesino con estudiantes de 6° grado que mantienen una huerta agroecológica en el patio de su escuela.
Paola Krüger, Directora de la Escuela Rural N° 8 “República Oriental del Uruguay” de Baradero, provincia de Buenos Aires emociona cuando nos cuenta el proceso realizado con sus alumnos para concretar una huerta orgánica en la escuela que modificó pautas en las familias.
Dice que “en la producción de la huerta se interdisciplinan diferentes materias de la currícula y se aborda la problemática de la Soberanía Alimentaria”, un concepto que, como bien lo menciona la Licenciada en Nutrición Miryam Gorban, se encuentra en construcción.
Hambre y Soberanía Alimentaria
Miryam Gorban es Doctora Honoris Causa de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y una de las voces más consideradas para pensar la problemática del hambre desde una perspectiva soberana.
Miryam Gorban ha trabajado la temática junto con Marcos Filardi, abogado de Derechos Humanos, integrante de REDASA, Director y Coordinación del Museo del Hambre, y creador de decenas de cátedras de Soberanía Alimentaria en diferentes Universidades Nacionales.
En nuestro país se usan 107 plaguicidas que en otros países están prohibidos: el 33% de ellos es considerado “altamente peligroso” por la Organización Mundial de la Salud.
La Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria denunció, hace un tiempo, que en las verdulerías y supermercados frutas y verduras poseen altas dosis de venenos.
Por su parte el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria detectó 8.000 casos positivos de presencia de agrotóxicos en un grupo de 48 frutas, verduras y hortalizas entre los años 2017 y 2019.
Un amplio informe titulado “El veneno continúa llegando al plato” de la organización Naturaleza de Derechos, analizó y sistematizó la información del organismo oficial.
En el 31 por ciento de los casos, los agrotóxicos presentes en los alimentos superaban los límites legales ordenados por el SENASA, mientras que en el 47 por ciento de los casos positivos se hallaron principios activos que están prohibidos en la Unión Europea.
Casi la mitad de los componentes encontrados están considerados dentro del grupo de Pesticidas Altamente Peligrosos, calificados así por la Organización Mundial de la Salud por “causar efectos tóxicos agudos o crónicos, y plantean riesgos específicos para los niños”. Mientras que el 49 por ciento son agentes cancerígenos, de acuerdo a la Agencia de Investigación del Cáncer.
Los 48 alimentos analizados por el SENASA en distintos puntos del país son: pimiento, pera, manzana, tomate, naranja, uva, limón, durazno, lechuga, banana, mandarina, frutilla, pomelo, palta, ananá, sandía, pelón, arándano, papa, cereza, acelga, apio, zanahoria, cebolla, melón, ají, perejil, mamón, espinaca, trigo, maíz, rúcula, kiwi, ciruela, soja, radicheta, zapallo, lima, pepino, ajo, berenjena, chaucha, kale, mango, almendra, damasco, batata y poroto.
Entre los 80 principios activos hallados en los casos positivos, los diez agrotóxicos con más presencia en alimentos fueron: Imidacloprid (33 alimentos), Benomil-carben (32 alimentos) Clorpirifos (28) Azoxistrobina (25) Lambdacialotrina (24), Tebuconazole (23), Cipermetrina (21), Difenoconazole (21), Bifentrin (17), Fludioxonil (17).
El informe de “Derechos en Naturaleza” precisa que el 75 por ciento actúan como alteradores hormonales y como disruptores endocrinos, mientras que el 49 por ciento son agentes cancerígenos. El 20 por ciento son inhibidores y su acción de paralizar la transmisión de los estímulos nerviosos de los insectos puede extenderse a los seres humanos “que se ven expuestos, directa (fumigaciones aéreas o terrestres) o indirectamente (residuos en alimentos) a estos tipos de químicos”, concluye el documento.
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Programa Onda Verde sobre Agroecología
Entrevistas a Miriam Gorban y Chabela Zanutigh sobre soberanía alimentaria y agroecología.
Programa de Onda Verde sobre la experiencia de Norma Cabrera en Cañada de Gómez.